Explosión en Iztapalapa: un recordatorio urgente sobre la regulación del transporte de hidrocarburos en México

Raúl Armando Manga Valenzuela, gerente de Tema México y especialista en seguridad industrial, participó en el noticiero Es Tendencia de ADN 40 para analizar sus causas y consecuencias.

19 de Septiembre de 2025

El miércoles 10 de septiembre, alrededor de las 14:30 horas, una pipa que transportaba Gas LP con capacidad para 45.000 litros volcó en las inmediaciones del puente La Concordia, en la alcaldía Iztapalapa de la Ciudad de México. El accidente provocó una fuga masiva de gas y la formación de una nube inflamable y explosiva que obligó a activar protocolos de emergencia, desalojar a la población de la zona y desplegar a los cuerpos de seguridad y protección civil para evitar un desenlace trágico. La magnitud del incidente recordó que, aunque este tipo de sucesos no son frecuentes, cada trayecto de transporte de materiales peligrosos supone un riesgo latente cuando atraviesa áreas urbanas densamente pobladas.

La perspectiva técnica y normativa

En este contexto, el debate sobre la regulación del transporte de hidrocarburos vuelve a ocupar un lugar central en la agenda pública. La existencia de normas técnicas y procedimientos no siempre garantiza por sí sola la seguridad, pues lo determinante es el grado de cumplimiento, la capacidad de supervisión y la cultura preventiva con la que operan tanto las empresas como las autoridades responsables. Durante su participación en el noticiero Es Tendencia de ADN 40, Raúl Armando Manga Valenzuela, gerente de Tema México y especialista en seguridad industrial, subrayó: “Este tipo de eventos no ocurren con frecuencia, pero cuando suceden, las consecuencias pueden ser catastróficas. No suelen deberse a una sola causa, sino a una cadena de pequeñas fallas acumuladas”. Señaló también que en México existen Normas Oficiales Mexicanas que regulan esta actividad, como la NOM-020-SICT-2-2022: especificaciones de diseño, construcción y pruebas de autotanques, la NOM-007-SESH-2010 que regula las condiciones de operación y mantenimiento de los vehículos que transportan Gas LP, la NOM-018-STPS-2015 que define la identificación de sustancias químicas peligrosas, o la NOM-007-SCT-2-2023 y la NOM-002-SCT-2-2011 que establecen disposiciones técnicas y de señalización en el transporte terrestre de materiales de alto riesgo.

Un llamado a reforzar la prevención

Raúl destacó que, más allá del marco normativo, la seguridad depende de medidas prácticas y sostenidas en el tiempo, como la actualización permanente de los planes de respuesta a emergencias, la realización de inspecciones periódicas con criterios rigurosos, la renovación de permisos conforme a los plazos establecidos y la capacitación constante de operadores y técnicos. Solo de este modo es posible reducir el riesgo de que una combinación de descuidos o fallas técnicas desemboque en un incidente con graves consecuencias humanas, ambientales y económicas. La falta de controles efectivos, advirtió, puede significar no solo la pérdida de vidas, sino también daños irreparables al entorno, cuantiosas pérdidas materiales y la erosión de la confianza ciudadana en las instituciones responsables de supervisar.

El accidente de Iztapalapa no debe entenderse como un episodio aislado, sino como un recordatorio de la importancia de fortalecer el marco regulatorio y garantizar su aplicación sin excepciones. Cada vehículo que transporta hidrocarburos atraviesa comunidades, cruza vías concurridas y expone a la población a riesgos que pueden prevenirse con protocolos estrictos, una cultura de responsabilidad y una vigilancia activa. La seguridad en este sector no puede quedar supeditada a la suerte o a la reacción posterior a un accidente, sino que debe ser un objetivo prioritario desde la planificación hasta la ejecución diaria de las operaciones.

Desde Tema reiteramos nuestro compromiso con la seguridad, el cumplimiento normativo y la prevención. Creemos firmemente que lo ocurrido en Iztapalapa debe servir como un llamado de atención para autoridades, empresas y sociedad en su conjunto. Reforzar la regulación, aplicar de manera estricta las normas existentes, fomentar la cultura preventiva y promover la responsabilidad compartida entre quienes producen, transportan, supervisan y consumen estos recursos es indispensable para reducir la probabilidad de que hechos como este vuelvan a repetirse.